Carnaval de Tarifa

Antonio Martínez Ares: La Oveja Negra que Marca el Ritmo y la Rebeldía en el Carnaval Gaditano

En el universo del Carnaval gaditano, ir contra la corriente es como ser la oveja negra del rebaño, y Antonio Martínez Ares lo sabe bien. Su comparsa, ‘La oveja negra’, no sigue el camino trillado y se lanza al Concurso del Falla con la rebeldía de un autor que se niega a ser uno más. ¿Por qué conformarse con ser una oveja más en el rebaño cuando puedes ser la oveja negra y marcar tu propio rumbo?

En la presentación, si los oídos no me engañan, comenzó con un desajuste tan notorio que hasta la oveja negra se despeinó un poco. Pero, claro, todo eso se olvida cuando la velocidad y la potencia de Antonio Martínez Ares desbordan el escenario. ¡Bravo por el desorden controlado, maestro!

Los pasodobles, ese arte musical que suele pasearse por caminos enrevesados, son la marca registrada de Martínez Ares, y esta vez no es la excepción. Su melodía sigue una línea menos barroca y enrevesada, algo más agradecida para los oídos que buscan algo más que un simple alboroto. Aunque la fase preliminar no defina la clasificación final, Antonio marca territorio desde el principio con letras que levantan al público y hacen pensar. ¡Tomad eso, rebaño conformista!

En la primera copla, la oveja negra se erige desde los propios autores del Carnaval, esas «ovejas negras» que se atreven a ser diferentes. Y el golpe en la segunda copla, dedicado a Bruno García, es un aviso claro y contundente: «tienes la mayoría, pero yo soy la inmensa minoría». ¡Alerta, Bruno, que la guitarra apunta a tu despacho desde la estatua de Moret!

Los cuplés, como siempre, no se quedan atrás en ingenio y crítica, pero justitos de humor. ¿Qué llevan colgado? La oveja negra y, atención, Juan Carlos I y Froilán en Arabia, disfrutando con el dinero que, según ellos, han robado al pueblo español.

Y para rematar, el popurrí pinta un cuadro duro pero sensible, un retrato completo de la idea que quieren transmitir. Así que, con el toque inconfundible del «Niño de Santa María» arranca ‘La oveja negra’ de Martínez Ares. ¡Que siga la rebeldía! Que salvo que aparezca un gran lobo feroz, a estas ovejas negras las vemos en la final.

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