¡Qué orgullo de coro!: Los chicos de Mérida, luchando contra vientos y mareas internas, ofrecieron una función tan reivindicativa como un gato reclamando su territorio. Aunque el coro batalló con algunos cambios, al menos lograron esquivar el tropiezo del año pasado. ¿Podrán sortear el próximo obstáculo o serán devorados por la competencia?
La alegría de Cai (Los apocalípticos): La chirigota ‘patrocinada por Quiñones’ hizo honor a su nombre, sembrando risas en medio de desgracias. Una actuación digna de los gaditanos, que demostraron tener tan poca vergüenza como un flamenco en pleno cortejo.
¡Con lo bonito que era!: Robots 40 años después. Los jóvenes de la comparsa de Quiñones se aventuraron en el pasado con un homenaje a las glorias de antaño. Aunque arrancaron con más nervios que un pollo en una pescadería, fueron creciéndose hasta convertirse en candidatos serios para llegar a cuartos. ¿Quién dijo que la nostalgia no vende?
Anonymous gaditano: La chirigota isleña de Bocuñano, con su estilo único, demostró que cantar ‘regulá na má’ es todo un arte. Con letras sin sentido aparente pero cargadas de humor, se burlaron de todos y de todo. Como diría Antonio Reguera, ‘La carga supera la pena’. ¡No se mosqueen, que esto es Carnaval!
La oveja negra: Poco que decir y mucho que escuchar. Martínez Ares, en modo excelso, lideró una actuación completa y sin fisuras. Musicalmente, fue una barbaridad, y literariamente acertó en las letras de los pasodobles. ¿La mejor comparsa de Ares desde ‘Los cobardes’? ¡Aplausos, piano y que siga la rebeldía!
‘Te he dicho 1.748.654 veces que no soy exagerao’ (Los exageraos): La chirigota de los Villegas generó expectación, y no decepcionaron. Desde la presentación hasta el popurrí, mantuvieron el tipo con un nivel creciente. ¿Será esta la chirigota que marque el regreso triunfal de los Villegas? ¡Habrá que esperar y ver si mantienen el pulso en la siguiente ronda!»
