Semana Santa de Tarifa

La cofradía del Nazareno cumple 381 años

Fue un 27 de marzo de 1643 cuando tuvo lugar su fundación

La venerada Cofradía del Nazareno de Tarifa cumplía ayer 381 años. Durante siglos, su fundación se había sostenido en un único registro datado en 1687, donde se mencionaba una donación a la cofradía por parte de Fernando Lobatón y Morales en su testamento. Aunque este registro era crucial, dejaba numerosas incógnitas sobre los orígenes de la cofradía, lo que suscitaba especulaciones sobre su antigüedad y la historia detrás de la imagen de Jesús Nazareno.

Sin embargo, durante una serie de investigaciones en el archivo parroquial de San Mateo, cuando aparecieron documentos clave que arrojaron nueva luz sobre la historia de la cofradía, así lo recoge el artículo «Apuntes sobre la imaginería procesional tarifeña» escrito por Francisco Espinosa de los Monteros Sánchez y Juan Antonio Patrón Sandoval, publicado por la editorial Aljaranda en junio de 2005. Estos documentos, fechados en 1643, confirmaron el año en que se trajo la actual imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno a Tarifa, así como la solicitud para fundar la cofradía y la concesión de licencia por parte del obispo para realizar procesiones en el Viernes Santo.

La historia de amor y devoción del pueblo de Tarifa a su Nazareno es incluso anterior a la fecha de fundación de la cofradía, según el libro de Juan Antonio Patrón, “Iglesias y Cofradías en Tarifa”, fue en 1642, el presbítero sevillano Diego Palomino Abreu de Soria, médico de la ciudad, encargó a su costa la creación de una imagen de Jesús con la cruz a cuestas (atribuida al escultor José de Arce o Antonio Martínez) para la antigua iglesia de Santiago, ubicada en el barrio alto de la Aljaranda, donde ya se habían realizado obras en el altar mayor para alojar la talla. Palomino solicitó al obispo de la diócesis ser nombrado fundador de la cofradía de los nazarenos de Tarifa.

El nivel de devoción era tan profunda que, a pesar de haber sido constituida después de la cofradía de la Soledad o la Vera Cruz, pronto alcanzó un nivel significativo de arraigo en el pueblo.

Inicialmente, la cofradía del Nazareno procesionaba en la mañana del Viernes Santo, momento que ahora corresponde a “Las Siete Palabras”. En la actualidad, procesiona en la noche del Jueves Santo, protagonizando uno de los más bellos momentos de la Semana Santa tarifeña, cuando se encuentra con María Santísima de la Paz en la Calzada ante la mirada del pueblo de Tarifa.

La talla de Jesús Nazareno de Tarifa

La talla del Nazareno de Tarifa se atribuye con seguridad al escultor flamenco José de Arce (c. 1600-66), gracias a sus similitudes con obras como el apostolado de la Cartuja de la Defensión en Jerez y el Jesús de las Penas en Sevilla. Esta obra excepcional arroja luz sobre la evolución del barroco gaditano en el siglo XVII, aunque la restauración moderna ha alterado algunos detalles originales.

Esculpida en madera de conífera y policromada al óleo, presenta unas dimensiones de 175x56x68 cm. El rostro del Nazareno exhibe rasgos típicamente hebreos, con cejas ligeramente arqueadas que enmarcan unos ojos almendrados, reminiscentes del estilo de Jacinto Pimentel (1600-1676) (3). El entrecejo adopta la forma de un triángulo invertido y está poco fruncido, lo que limita el detalle. La representación busca más la impresión global y el juego con el claroscuro, siguiendo la estética barroca italiana que pudo haber inspirado a su autor, posiblemente durante la época en que Bernini creaba su icónico Longinos.

La nariz presenta un ligero arqueamiento, más notable en las cavidades nasales. La boca, entreabierta y enmarcada por labios grandes y carnosos, muestra un bigote abundante tallado con gubias amplias, formando un semicírculo característico. En fotografías anteriores a la restauración realizada entre 2000 y 2001 por el restaurador Pedro E. Manzano Beltrán, se observa una división en el bigote sobre el labio superior, detalle que podría haber sido un añadido moderno y que fue eliminado durante la restauración.

La barba está dividida en dos partes, con un cabello abundante tratado en masas compactas similares a las representaciones de santos cartujos, como el Santiago el Mayor (1637-39). Sin embargo, se sospecha que algún añadido moderno de pasta pudo haber alterado su apariencia original y debería haber sido eliminado durante la restauración.

El cabello, recogido en ambos lados de la cabeza y cubriendo parcialmente las orejas, está tratado con amplitud, dando movimiento y teatralidad a la imagen. La corona de espinas superpuesta, en la actualidad más gruesa y estucada, fue realizada por el imaginero Juan Manuel Miñarro López, lo que podría afectar la percepción del tratamiento del cabello.

El análisis de la talla revela una excepcional atención a la anatomía en las manos, con tendones y venas marcados siguiendo la corriente de pintores como Rubens y el escultor alemán Georg Petel. Sin embargo, la policromía general, tras la restauración de Manzano, se percibe como demasiado limpia, lo que podría restarle teatralidad a la figura.

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